domingo, 26 de diciembre de 2021
Franqueza
lunes, 20 de diciembre de 2021
De una ocasión o ninguna
martes, 14 de diciembre de 2021
Gusto de vos
Transición
miércoles, 1 de diciembre de 2021
Escuchame más
martes, 23 de noviembre de 2021
Ceda el paso
domingo, 21 de noviembre de 2021
De mí, demi
Mara
No soy hetero
martes, 16 de noviembre de 2021
Promedio
domingo, 14 de noviembre de 2021
A solas
Fue también la última vez
martes, 2 de noviembre de 2021
El paraguas
Yo soy el paraguas
-quien para el agua
o para cuando arriba
disparan el agua-
Voy a la intemperie
-mi intemperie
es una tela permeable
cuando camino la calle
y garúa finito-
deteniendo el agua
amortiguando la gota
que mataría a una hormiga
domingo, 31 de octubre de 2021
La frontera
Mañana tengo ganas
El beso no
sábado, 23 de octubre de 2021
Línea de llegada
Roto
lunes, 11 de octubre de 2021
Despoema
jueves, 7 de octubre de 2021
REW
martes, 5 de octubre de 2021
Duelo prepizza
Dos pasos
domingo, 26 de septiembre de 2021
Otro ojo
Tres erre
jueves, 23 de septiembre de 2021
Estoy cansada de entrecerrar los ojos
ORACIÓN
martes, 14 de septiembre de 2021
Zohan
domingo, 12 de septiembre de 2021
¿Querés bailar rollinga conmigo?
domingo, 29 de agosto de 2021
Te doy toda la poesía que tengo
martes, 24 de agosto de 2021
Condición
domingo, 22 de agosto de 2021
¿Te gusta el jazz?
lunes, 16 de agosto de 2021
Desaire
miércoles, 11 de agosto de 2021
Cegueras esporádicas
martes, 10 de agosto de 2021
Los árboles que decoran la General Paz
domingo, 8 de agosto de 2021
No quepo fuera de mí
sábado, 31 de julio de 2021
Trilogía
Bajemos en Viena
Antes del amanecer
soy un terrón de azúcar
disolviéndose en un café
caliente y amargo
que besás
con tus labios profundos
antes de tragarme entera
para que endulce tu pecho
mientras el café lo quema.
Es una tontería eso
de no volvernos a ver.
Mejor, de nuevo acá.
En seis meses.
Vos llegás en avión.
En diciembre.
Yo llego en tren.
Vas a perder ese avión
Antes del atardecer
estoy sentada en medio
de una canción que te vuelco
como una cucharada de miel.
La canción dice que no importa
qué pasó después
quiénes pasaron después
porque en realidad no hubo después
si siempre basé mis creencias
sobre el amor o sobre Dios
en volverte a ver.
Voy a perder ese avión
Digo en voz alta este poema
porque me duele el pecho
de latirlo
de bombearlo
de palpitarlo
y aunque me sangre la garganta
pronunciándolo a tus ojos
duele menos
corta menos
muero menos.
Digo en voz alta este poema
porque lo creí para encontrarte.
Sigue ahí
Antes del anochecer
le pregunto al espejo
si seguimos queriéndote.
Escondo la respuesta
detrás de las pestañas
que bajan con la lágrima.
Mis pupilas miran
para decirte sí
aunque no estés preguntando.
Pauso el reflejo
y por fin te miro
rogando que no piense.
Antes del anochecer
me pedís que por algo tan chiquito
no piense que ya no me querés.
Sonrío la respuesta
delante de las palabras
que edulcoran mi vientre.
No eran dudas de verdad,
yo te quiero en presente
y en todos los tiempos.
Yo te quiero en presente
y en todos los tiempos
durativos, imperfectos.
domingo, 25 de julio de 2021
No veo de lejos
Las dudas que fundaste
36 cuotas
Compré una computadora
para optimizar mis tiempos de poeta
-poeta de siglo veintiuno y trabajadora-.
Treinta y seis cuotas bailaron el vals conmigo
y dijeron que sí querían
delante del grisáceo altar
ministrado por ese solícito banquero
que me autorizaba el préstamo.
Este matrimonio es ingrato:
no sirve ni como donante de esperma.
No espero que la muerte nos separe
para no trasladar los tres años
de angustia cónyuge.
Pero sí espero el divorcio
y una poesía que no sea vómito
y llanto y producto verbal
de esta ansiedad consumada.
viernes, 23 de julio de 2021
La poesía está bien
viernes, 2 de julio de 2021
Sigue ahí
Voy a perder ese avión
Vas a perder ese avión
domingo, 27 de junio de 2021
Bajemos en Viena
sábado, 26 de junio de 2021
Sustantivo propio
jueves, 17 de junio de 2021
Agujas que ya no marchan
lunes, 14 de junio de 2021
Alteración
Sos generoso
de desdenes
y de piedades
que despedazan
mi danza pesada
de amante callada.
Te pido que vengas
y te despedís
como se despiden
los inviernos despiadados
que dejaron de venir
desde el ardor global.
Te sujeto la cara
y descaradamente
te acarician mis jadeos
y te acaban mis tajadas
tajadas de cariño
que calan entre rejas.
jueves, 10 de junio de 2021
Migraña y tristeza
miércoles, 2 de junio de 2021
Capítulo dos
Tu sombra me abraza contra la luna
luna de arrugas que quedan en la cama.
Tu torso calienta y eclipsa mi espalda.
Grito Dios porque tus dedos lo conjuran.
Dios finge que no mira ni escucha
tus gemidos contra mis espasmos
mis rasguños alentando tus pecados
tus suspiros entibiando mi nuca.
Te convido todos mis arrebatos.
Te presto caricias resbalosas.
Te imploro una arruga más.
La cama se despierta más arrugada.
Y el despertador está preguntando
si te sueño o mejor te llamo.
Capítulo uno
Capítulo cero
hay muchas migas por toda la casa
hay larguísimas grietas en esa taza
y sin quererlo leyéndola te nombro.
Silencio, por favor. Callo, aborto:
oculto tu nombre detrás de la boca
sepulto mi voz con jugo y sopa
ahogo esos terribles escombros.
Los escombros anidan en mi pecho.
Pido paz, pido olvido, pido tu beso.
Invento que Dios está en el techo.
Rezo llorando por tu beso largo.
Tu recuerdo tiene forma de barco.
¿Tengo que dejarte ir o lo anclo?
Alejandra
jueves, 27 de mayo de 2021
Los nidos
Actualmente tengo veinticinco años y me encuentro postrada en una cama de hospital. Mi familia no me visita, no puede, y no encuentro otro entretenimiento que escuchar las suaves y pacientes lecturas de mi enfermero y pedirle, de vez en cuando, que transcriba algunas fantasías que digo en voz alta. Siendo mi cumpleaños, lo cual sigo considerando una ocasión especial y bastante sorprendente, quiero compartir cuáles fueron los acontecimientos terribles que me dejaron tan rota.
Antes de cumplir los doce años, era una niña menuda, digamos. Estatura baja, formas muy sutiles. Mis padres estaban preocupados: había menstruado por primera vez a los nueve y todavía no me desarrollaba como era esperable. A mí no me preocupaba, era una criatura que quería sentarse a tomar leche chocolatada y a jugar con el ferrocarril de su abuelo. Pero sí que recuerdo con mucha angustia haber captado conversaciones de ellos dos, en un tono de decepción que me mortificó para siempre.
Por suerte, unos meses más tarde crecí de repente. Por suerte para ellos, claro, yo no estaba muy feliz. Mi discreto y pequeño torso ahora portaba un par de pechos abundantes que palpitaban. Un proceso similar sucedió a mis glúteos. Era muy incómodo, de verdad. Muchos señores anónimos que pasaban a mi lado por la calle me lanzaban miradas que, en ese momento, me parecieron de hambre, pero que ahora entiendo que eran de una asquerosa lujuria.
Se lo comentaba a mis padres y no me prestaban atención. Estaban demasiado absortos contemplando el andar de varios insectos para perfeccionar sus dibujos o se tomaban unos minutos para ellos mismos elogiarme por tan hermosa figura. Me sentía muy incomprendida e infeliz. Me daban ganas de destrozar sus bocetos o de convertirme en una brillante mariposa a la que sí quisieran atender unos cinco, nada más que cinco minutos al día, por lo menos.
Hacia los quince años fui asimilando mi nueva imagen y solo desde esa edad empecé a disfrutarla. En un mundo poblado por personas que dan un ridículo protagonismo y un pésimo uso al sentido de la vista, mis curvas llamaban muchísimo la atención de la gente que me atraía a mí. Por supuesto, como era una chica tan sensible, pronto me iba a indignar que mi aspecto fuera considerado deslumbrante, pero que no quisieran adentrarse en las profundidades maravillosas de mi personalidad.
Cumplí dieciocho años. Mi cuerpo ya había sido bastante manoseado por amantes casuales, a quienes hipnotizaban especialmente mis pezones endurecidos. Con mucho cariño me acuerdo de Rosario. Ella conversaba conmigo, me pedía consejos, me contenía... Más allá del buen sexo, disfrutaba los rituales previos y el excedente posterior. No nos amábamos, pero sí llegamos a querernos mucho. Nos teníamos confianza. Habría sido una relación idílica, si ambas hubiésemos experimentado el «chispazo».
Una tarde estaba en su casa. Nos habíamos recostado a mirar una serie. Estábamos tranquilas hasta que comenzaron a picarme los pezones. ¡Era insoportable! Corrí al baño para mirarlos al espejo. Estaban rojos y ardían. Comencé a rascarlos frenéticamente y por fin se aliviaron. Tras el susto, reanudamos la serie y nos olvidamos por un rato de ello. Sin embargo, cuando miré hacia abajo, buscando el control remoto, descubrí dos grandes círculos húmedos en mi remera, a la altura de las tetas.
Regresé al baño. ¡Mis pezones estaban supurando y se resquebrajaban! No dolía, pero tenía la horrenda sensación de que algo quería abrirse paso desde el interior. Me puse a llorar. ¿Qué estaba ocurriendo? Nunca me habían picado de esa manera. Muy esporádicamente me topaba con una o dos hormiguitas atrevidas y eso me daba cosquillas, no mucho más. La comezón de aquel día, en cambio, era insufrible. No obstante, lo más insufrible fue la visión posterior en el espejo.
De dos cicatrices imperceptibles, que había asumido que eran irregularidades de mi piel, salieron caminando dos arañas gordas y peludas. Rosario las atrapó y las echó por la ventanita. Luego, quedó en pausa, observándome con tristeza y perturbación. En mi pecho, había dos nidos vacíos. Nidos de piel colgante que habían sido hogar para esas espantosas arañas. Me descompuse, vomité y perdí totalmente la conciencia delante del inodoro. Rosario se ocupó de contactar una ambulancia.
lunes, 24 de mayo de 2021
Poesía provisoria
sábado, 15 de mayo de 2021
Líbranos del nombre
martes, 11 de mayo de 2021
Huequito
martes, 27 de abril de 2021
La cama
viernes, 23 de abril de 2021
Y no soy solamente voraz
Me sometés a la antropofagia.
No te asustes, te
explico:
mis manos te buscan
con hambre
mis pechos te buscan
con hambre
mis ojos te buscan con
hambre.
Y mis opciones se
restringen:
te devoro, mirándote
te devoro
te devoro, tocándote
te devoro
te devoro, queriéndote
te devoro.
Me sometés a la
antropofagia.
No te preocupes, te
repito:
llego a tus brazos con
hambre
beso tus labios con
hambre
invado tu cama con
hambre.
Y la expansión toma
forma:
te devoro, en tu
territorio te devoro
te devoro, a luz de
luna te devoro
te devoro, como en la
guerra te devoro.
Me sometés a la
antropofagia.
No te vayas, te
cuento:
mi ternura te
encuentra con hambre
mis temores te piden
con hambre
mi alma también tiene
hambre.
Y no soy solamente
voraz:
te devoro, una caricia
te devoro
te devoro, una sonrisa
te devoro
te devoro, todo el
cariño te devoro.
Me sometés a la
antropofagia
y la verdad es que en
este acuerdo
no hay caníbal y no
hay presa
porque te devoro y me
devoro
porque te devoro y me
devorás.
sábado, 17 de abril de 2021
A la torre, princesa
domingo, 11 de abril de 2021
Hasta las doce
lunes, 5 de abril de 2021
El caos
lunes, 29 de marzo de 2021
Irreversible
sábado, 20 de marzo de 2021
Pará
sábado, 6 de marzo de 2021
Del tallo
lunes, 15 de febrero de 2021
No tengo ojos
viernes, 12 de febrero de 2021
Te deseo con el alma
Te deseo con el alma. No sé cómo se desea solo con el cuerpo. Te deseo con el alma antes de anhelarte con el cuerpo. No te deseo con la vista. Te busco con las manos, con la boca, con el cuello, con las orejas. Te reclamo con el sexo y con el pecho. Pero primero te deseo con el alma. Si no quisiera quererte, tampoco podría desearte. No podría anhelarte. No sabría suspirar tu nombre. En cambio, quiero quererte y entonces te prometo darte la espalda mientras encadenás mis cabellos con tus dedos.
Te deseo con el alma. No sé cómo se desea solo con el cuerpo. Te deseo anhelando intimidad. Te deseo con el alma buscando intimidad. Quiero beberme las miradas de tus ojos. Quiero sorber tus placeres y tragarlos con suspiros y jadeos. Si no quisiera quererte, tampoco podría desearte. No podría mostrarte mis gestos de gozo. No sabría compartirte mis gritos profundos. En cambio, quiero quererte y entonces te prometo arquearme sobre tu cuerpo mientras escuchás mi corazón.
Lo confieso. Decime palabras tiernas y poco a poco irán desnudándome la carne. Es carne amante que palpita de deseos de intimidad. No apagues las luces. Recordame que me querés y poco a poco estarás inmerso en mí. No pretendas provocarme el cuerpo sin haber excitado mi alma deseante. Que nos alumbren todas las fases de la luna y todos los soles, conectado latido con latido y temblor con temblor. Ojalá tu sexo sepulte mi ansia de cariño, saciándola. Tu cariño siempre saciará mi ansia de sexo.
domingo, 24 de enero de 2021
A veces y después
A veces sé desparramarme un poco
y después pararme a preguntar
si querías que llegara tan cerca
o me preferías contenida y dócil
o todavía no querías haber probado
tanto de mí y de mis excesos.
A veces sé desorientarme un poco
y después pausarme y preguntar
si querías que tomara tu mano
aunque no la hubieras tendido
o si estabas esperando en cambio
para agarrarme fuerte y decir sí.
A veces sé despilfarrarme un poco
y después retenerme o preguntar
si querías presenciarlo todo
de a mucho y en todos los colores
sin esperas ni pruebas lentas
de mí y de sí y de tanto pálpito.
Además sé vaciarme los ojos
mirándote para preguntar
qué exceso te gusta más
antes de irnos a dormir.