jueves, 17 de junio de 2021

Agujas que ya no marchan

Se escuchan los últimos latidos del reloj.
Mi despertador ya no tiene pilas.
Y mi amor, tampoco.

Me despierto igual.
Espero temblando el colectivo
y veo una ratita muerta.

Yo también era la rata.
Nos atropellaron un auto -a ella-
y la polar indiferencia.

Viajo en el 63 y me olvido.
No hay rata, no hay despertador.
Pero sí hay agujas que ya no marchan.

Pido un último deseo de calor:
que te des cuenta antes
y no tengas que verme congelada.

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