martes, 27 de abril de 2021

La cama

La cama exagera mucho esta noche.
¿No ve que estoy completamente sola?
Se ensancha y me expone, ajena.
Ajena a la ternura de una caricia.
Ajena al calor de un cuerpo lindante.
Ajena a los colores de un beso bien dado.

La cama exagera mucho esta noche.
Está más grande, está menos honda.
Se ensancha y me expone, ignora.
Ignora el cansancio del trabajo.
Ignora mis voces frustradas.
Ignora, carajo, tu lejanía.

La cama exagera mucho esta noche.
Está más intacta, está más sola.
Se ensancha y me expone, sorda.
Sorda a los antojos de mujer.
Sorda a las camas que no hay.
Sorda, carajo, a que no estés.

¿No ve que estoy completamente sola?
Y que podría caber en una almohada.
Sobran metros de colchón.
Hay mucho espacio de noche.
Y me caigo por el borde igual.

viernes, 23 de abril de 2021

Y no soy solamente voraz

Me sometés a la antropofagia.

No te asustes, te explico:

mis manos te buscan con hambre

mis pechos te buscan con hambre

mis ojos te buscan con hambre.

Y mis opciones se restringen:

te devoro, mirándote te devoro

te devoro, tocándote te devoro

te devoro, queriéndote te devoro.

Me sometés a la antropofagia.

No te preocupes, te repito:

llego a tus brazos con hambre

beso tus labios con hambre

invado tu cama con hambre.

Y la expansión toma forma:

te devoro, en tu territorio te devoro

te devoro, a luz de luna te devoro

te devoro, como en la guerra te devoro.

Me sometés a la antropofagia.

No te vayas, te cuento:

mi ternura te encuentra con hambre

mis temores te piden con hambre

mi alma también tiene hambre.

Y no soy solamente voraz:

te devoro, una caricia te devoro

te devoro, una sonrisa te devoro

te devoro, todo el cariño te devoro.

Me sometés a la antropofagia

y la verdad es que en este acuerdo

no hay caníbal y no hay presa

porque te devoro y me devoro

porque te devoro y me devorás.

sábado, 17 de abril de 2021

A la torre, princesa

Había una vez una princesa. Ella vivía en un grandioso reino rodeado por un inefable bosque. La despertaba el sol del amanecer y la llenaba de ánimos bailarines. Por eso, todos los días salía a pasear y a cantar y regresaba solamente para comer, asearse y dormir.
Pero los días y las noches de la princesa no eran simplemente felices. Todas las semanas varios sujetos distintos la veían pasar y vociferaban elogios desagradables a sus atributos físicos. Ella sonreía. ¡Cómo no! Era una princesa. Tenía que sonreírle a su pueblo, sobre todo si le estaban haciendo saber su atracción.
Sin embargo, la princesa se sentía cada vez más incómoda y los elogios desagradables pronto devinieron en persecuciones o en acercamientos terroríficos. Ella temía que no salir intacta la próxima vez. Ya no quería sonreír. Era una princesa, pero no le gustaba gustar de esa forma y detestaba que se lo expresaran de esa manera. En el palacio, nadie la escuchaba. La tildaban de exagerada y de desagradecida.
Entonces, ella tomó una decisión: se acabaron los paseos. Buscó una zona recóndita en el bosque, ordenó que construyeran una torre, hizo guardián a un dragón y se encerró para siempre. ¡Hay sujetos que quieren rescatarla! ¿Se imaginan? Si la princesa está huyendo y esa es su huida definitiva... El dragón se burla y la mantiene a salvo sin piedad. Después de todo, ellos tampoco iban a ser piadosos con ese cuerpo andante y viviente que prefiere existir encerrado.

domingo, 11 de abril de 2021

Hasta las doce

El comedor está solo. Un fantasma enamorado mira "Titanic". Desde la habitación, escucho cómo suenan los famosos acordes. La escena de amor me pone tiesa y fría. No necesito verla. Mi calor se está fugando. La escasa tibieza que me queda envuelve a mi gata. Ella está recostada contra mis piernas. Sus orejitas detectan que lloro, pero no me pregunta nada. No quiero hablar. Me gustaría dormirme un rato y suspender el pensamiento. No puedo. Mañana hay que levantarse a trabajar. No deseo una noche de insomnio. Es probable que igual pase, pero intento no provocarla.
Una sábana me esconde los pies. Las lágrimas me empañan las pupilas. El pecho, por suerte, oculta el corazón roto. Si estuviera físicamente roto, no sangraría. Se habría congelado antes y partido se iría derritiendo. Solo líquido se podría recomponer. Y habría que congelarlo de vuelta. Blando, lo quiero blando. ¿Qué ocurriría si alguien comprende cómo ablandarlo de nuevo? Me va a sangrar. Y sí. Si no sangra, vivo solo un tiempo. Vivo en pausa. La pausa tiene ojos acuosos. También se me están derritiendo. El frío quema mucho más que el calor.
Las horas me asustan. Son pequeñas oportunidades que se esfuman. Las seis. Las siete. Hasta las doce hay tiempo. Después, se rompe el hechizo. No. El hechizo ya está roto. Pero a las doce se hace oficial. El día siguiente pide borrón y cuenta nueva. No sé hacer eso, pero tengo la voluntad. Dejar en paz. Después de las doce, hay que dejar en paz. Cuando domingo deje de ser domingo, hay que dejar en paz. Los lunes ya no hay magia. Tampoco hay palabras que puedan pronunciarse para volver atrás. Volver atrás es estúpido y por eso no existe. A las doce en punto, solo el frío puede traer la paz. Y el hechizo y el calor vuelven atrás.

lunes, 5 de abril de 2021

El caos

El caso es que quiero estar con vos.
Aunque se haya roto una estrella anoche cuando te dije de menos.
Aunque el cielo haya oscurecido temprano y emanara soledad.
Aunque solo veamos el palpitar moribundo de las constelaciones.
Aunque las sábanas se arruguen mucho más que los mares conocidos.
Aunque parezcan dardos mis voces desgarradas y sentimentales.
Aunque mis lágrimas exageren e inunden océanos muy lejanos.
Aunque no suenen las placas, pero se muevan más cuando nos queremos.
Aunque el huracán lo hayan provocado mis manos contra tu espalda.
Aunque los planetas, de repente, dejen de lidiar con lunas exorbitantes.
Aunque nos pestañeemos y desatemos un maremoto en una costa indiferente.
Aunque rechace un desierto a mi lado en la cama, pero pida un oasis.
Aunque no sepa decirme basta y emita hipérboles extraterrestres.
El caos es que quiero estar con vos.