que seamos nosotres quienes se corran
del camino y de la escena
de la foto y de la voz
de los nombres y de la existencia
Las señales viales
no sin querer se parecen
a las señales vitales
que nos invitan solamente
al silencio
a las escondidas
al amargo trago
de estar deseando
no tener que abrir
las puertas que nos cerraron en la cara
y que dejaron sin llave
porque el candado es el miedo
No quiero ceder el paso
ni sedar mis pasos
para que el camino siga igual
al costado de nosotres
o como un montón de tierra en polvo
que se nos mete en las miradas
y nos deja andando a ciegas
hasta chocar miles de veces
Vos tampoco sedes tus pasos
-te hago la contrainvitación-
para ceder el paso