martes, 30 de junio de 2020

Media Luna: 7

No son malos los lobos. Se han despiadado con ellos. Los están despiadando. Las lunas creen en la piedad y en los abrazos y en la caricia tibia de una mirada bien entregada.
No son malos los lobos. Se han despiadado con ellos. Los están despiadando. Las lunas creen en la piedad y en los amores y en el secreto cálido que guardan las sábanas toda la noche.
No son malos los lobos. Pero las lunas no los están despiadando.

miércoles, 24 de junio de 2020

Media Luna: 6

Lo que Penélope dejó fue una espantosa tendencia del queriente. Como te quiero, te espero. Como te cuido, te espero. Como te extraño, te espero. Lo que Penélope dejó fue una equivalencia entre queriente y esperante. Y las lunas son querientes.
No, Lunélope. Los lincántropos no esperan. Habitan otras experiencias con el cuerpo y con la mente. No, Lunélope. Lo que Penélope dejó fue una equivalencia entre queriente y esperante. Y los lobos no son esperantes.

martes, 23 de junio de 2020

Media Luna: 5

Maldición. Qué tormentoso es el vientre de una luna con tercer ojo. Qué tormentoso es su cuerpo. Qué tormentosas se vuelven su espalda y sus piernas. Y sus lágrimas pueden, entonces, inundarlo todo. Porque son lágrimas de cráter, no de ojos comunes y corrientes y humanos.
Pero calla.
Y llora en silencio.
Y llora en seco.
Y llora en poemas.
Las lunas escriben y cantan y se parecen a los colibríes que aletean lejos de planes y de naranjas mecánicas.

Media Luna: 4

Muchas veces los lobos confunden a las mujeres corrientes con lunas. Pobres. No son tontos. Pero el hambre los enceguece sobremanera. Incluso lidian mal con varias circunstancias huamanas.
Es decir, terminan dotados de una voz seductora, de unas palabras adecuadas y de una buena capacidad amante. Pero son carne cobarde y ciertas emociones se les escapan de las garras.
Las lunas, en cambio, confunden a los lobos feroces con cachorros. Los amamantan y les acarician las orejas. Por supuesto, terminan mordidas y desoídas.

Media Luna: 3

¿Cuántas lunas caben en la cama de tus fantasías? Una. ¿Y mujeres?
La luna es una mujer de ansias y cariños. Y de exclusividades. Es una boca y es unos ojos que solo dicen la verdad. Es una voz que late verdades. No conoce otra forma.
La luna tiene valentía corriendo por sus venas. Es roja y parece sangre. La mueve. La invita a decirse deseos y forjarlos. Y las lunas se dicen deseos con lobos. Y las lunas se mueven hacia los lobos. Pero los lobos no bombean valentía. A ellos los mueve un hambre cobarde y voraz.
¿Cuántas esperas caben en la luna de tus fantasías?

Media Luna: 2

A todas las lunas un lobo les reclama el pasado. Nadie sabe realmente qué porción de ese pasado y tampoco si esa luna tuvo culpa alguna. Pero a todas las hacen pagar. Les seducen el oído. Les provocan las mieles. Y les van comiendo poquito a poco el corazón.
Es de los primeros sermones que nos arrojan cuando tomamos forma de mujer. Nos cuidan, podría decirse. Pero no hay condición alguna que pueda interponerse entre un lobo que pone a temblar tus pechos y la luna que yo era en ese momento.
Tenía corazón de luna: claro, bondadoso y tierno. Tenía cuerpo de luna: sensual, despierto y amable. Tenía orejas de luna: débiles, débiles y débiles. El lobo dijo y escuché que sí. Me temblaba el ombligo. Los pechos, también. Y sexo, sobre todo. Palpitaba de deseos y amores. Me confundí. El lobo me estaba mirando. Intepreté como ansias y cariño su más instintiva y despiadada hambre.

Media Luna: 1

La luna está alterada. Le tiembla el ombligo. Los pechos, no. Le han quedado suspendidos e inertes. Le han quedado detenidos en esas palabras. Esas palabras se parecieron mucho a un no. Tal vez no dijeron que no. Pero la luna escuchó que no y ahora no quiere volverse. Le tiembla el ombligo. Los pechos, no. Mueve unas manos frías. La nuca sigue caliente de la última mordida. Pero la luna escuchó que no y ahora no quiere volverse. Se está olvidando de cómo aullar. Mejor, piensa. Mejor, así dejamos de entendernos. La nuca sigue caliente de la última mordida. Le tiembla el ombligo. Los pechos, no. Y llora. Tiene dos cráteres preciosos en la cara. Se inundan bastante seguido. Cuando le dijo "¿Por qué eres tan fácil de querer?" se inundaron. Pero la luna escuchó que no.
Y se desnuda de ropas, de voces y de recuerdos.
Y se baña esos besos que invisibles se tatuaron.
Y desueña esos sueños que todavía la retienen acá.
Parece una mujer a la que hicieron esperar hasta el cansancio. Y su reloj se quedó sin pilas. Y no sabe leer las horas en el sol.
Parece una mujer que escuchó que no.

viernes, 19 de junio de 2020

Solo tu puoi rispondere alla domanda

Querer es preguntar.
Decir "Te quiero" es preguntar.
Saberse queriente es preguntar.
Solo vos podés responder a la pregunta.

Soñar es preguntar.
Soñarte cada noche es preguntar.
Recordarse soñante es preguntar.
Solo vos podés responder a la pregunta.

Irse es preguntar.
Llorar "Me voy" es preguntar.
Resignarse yente es preguntar.
Solo tu puoi rispondere alla domanda.

lunes, 15 de junio de 2020

Titán

Nací como Atlas, suelo decir. A veces no entienden. A veces preguntan por qué. Atlas era un titán. Fue severamente castigado: le dieron el mundo para sostener. Se supone que lo carga en sus titánicas espaldas. Mitología griega, ya saben.
Yo no soy un titán, aunque me olvide. Tampoco fui castigada y lo recuerdo todo el tiempo. Pero siempre me habla una sospecha sobre mi concepción en el mundo de las ideas. Una propuesta que tomé o que me endilgaron. Una escena de un trato que no podré comprobar mientras viva.
A cambio de una vida medianamente tranquila o perfecta o deseable, a cambio entonces de unas espaldas muy anchas, te doy esta titánica sensación de que estás sosteniendo a la Tierra y sus dolores, te doy esta titánica sensación de que la Tierra y sus dolores quedan a tu responsabilidad.
Alguien dijo, estoy segura. Alguien dispuso, estoy segura. Alguien me hizo Atlas. Me hice Atlas. Y el mundo entero está pensando mucho para una pequeña y simple mortal. Mi medida no es esta, me excede. La he soportado bien, pero empiezo a flaquear. Da miedo soltarla. Debo soltarla. ¿Podré soltarla?

Querido X

Querido X:
Espero que sepas cuánto rezo por vos. No me importa extrañarte o llorar tu presencia porque quiero que estés bien. Ojalá nunca lo olvides. Contás conmigo desde que despertamos hasta que nos sumimos en la nocturna ignorancia de este mundo y sus dolores. Ojalá no te estés olvidando. No quiero fastidiarte, sino esperar el reencuentro. Sabe bien Dios que yo apostaría el alma entera por abrazarte ahora. Pero no le gustan las apuestas ni que reduzca el alma.
Espero que sepas cuánto te quiero y cuánto seguiré queriéndote. Suena desesperado en estas circunstancias, pero lo he venido pensando desde antes... No sé cómo he llegado a la instancia de quererte así. Y, sin embargo, me pasa. En estos momentos lo sufro. Pero la mayor parte del tiempo lo disfruto. Quererte me ha recordado cuánta valentía pide el querer y me ha animado a hazañas imposibles.
Espero que sigas sabiendo cuántos colores hay. Todo se ve gris ahora. También apostaría mis dos ojos por devolverte una visión más bonita. No quiero que sufras. Nada puedo hacer por aliviar tus penas. Ojalá supiera qué se hace. Ojalá tuviera los medios para hacerlo. Pero no, solamente soy una mortal impotente y llena de miedo. Y no basta con estar infinitamente dispuesta a darte bien. Queda lejos de mi alcance decirte cuándo va a estar mejor todo. Tengo fe y, no obstante, me derrumbo a cada rato. No quiero darte eso. Quiero verte en paz.

jueves, 11 de junio de 2020

Posteo ejemplar

¿Acaso ya no inmortalizamos nuestras sociedades en novelas ejemplares, "aguafuertes" o artículos de costumbres? No, no es así. La retratamos todo el tiempo, para aprobarla o repudiarla, para aplaudirla o denostarla, para mostrarla o esconderla. Para juzgarla, bah.
Entonces, ¿qué pasa? Precisamente. Llegar a la adultez implica que te hayan enseñado y hayas aprendido con parcial éxito a prejuzgar y a juzgar. Por eso, mis retratos no se los regalo a quienes habitan el mundo adulto.
No. Yo hago posteos ejemplares. Y no retrato a la sociedad. Me retrato a mí, escapando de todos sus prejuicios, cuestionando todos sus prejuicios, derribando todos sus prejuicios. Porque pienso: "¿Está bien que una mujer que se dedica a esto se porte de esta manera?". Y sí, está bien. La vida íntima corre perpendicular a la vida profesional, claro. Pero no estamos en un sistema de ejes y se curva para andar en paralelo también. Y quiero ofrecerles a quienes miran la posibilidad de (contra)pensar: "¿Por qué no?".

lunes, 1 de junio de 2020

Dosis

No pueden convivir el mirarte a los ojos y el seguir sintiendo frío.
Una o la otra.
Por eso, me desnudaste y no temblé.
En realidad, sí. Temblé de miedo.
Mirarte a los ojos en pieles y en lunares y en formas...
Mirarte a los ojos desnuda daba miedo.
Me sacaste el único disfraz que conozco,
la mentira que me digo siempre al vestirme:
"Solo merece una dosis de mí".
Y siempre pasa la misma ficción.
Me decís y te digo y los decires se besan y se callan.
Después nunca sé y en algún momento es la ficción máxima.
Esa ficción donde ya no finjo, pero me querés con el cuerpo.
Y parece mentira.
Y vos también temblás. Entonces sé que no es mentira.
Por eso no puedo dosificar
las miradas
los gestos
las ganas
me.
Y me pongo en puntas de pie para decirte que te quiero.