domingo, 29 de abril de 2018

Pulpa

Mordés tus labios y los relamés.
Pelo lentamente un par de naranjas ante tus ojos.
Estás absorto. Apenas notás lo demás.
Te ofrezco las naranjas peladas.
Las tomás con las manos y no las desgajás.
Te miro, te miro casi encantada.
Hincás los dientes, despacio, y sorbés.
Las naranjas se mueven un poco.
Lamés el jugo que se escapa.
Las naranjas tiemblan.
Las sostenés con suavidad y las saboreás fascinado.
Te miro, te miro casi excitada.
Los gajos van perdiendo su forma entre tus labios y mi pulso.
Me mirás, me mirás encantado.
Ya solo queda pulpa en tus manos.
Ya solo queda pulpa en mis pechos.
La tragás sensualmente sobre mi pulso.
Y entonces volvés a empezar.

martes, 17 de abril de 2018

Pecado de omisión

A veces recuerdo fechas estúpidas. Fechas que no importan. Fechas que me sirven para que una persona note que me interesa.
Entonces, le escribo y le digo: "¿Sabés que hoy es nuestro primer aniversario de amistad?". Y logro que inaugure nuestro primer intercambio de "Te quiero".
Pero no me acostumbro a la idea de que me quiera. Por eso, una de las siguientes veces, una vez inesperada y repentina, en que me vuelve a decir "Te quiero", le respondo "Ídem". Y omito todo. Principalmente, el verbo. Pero esa persona intuye que me han superado los nervios y me perdona.
Me perdona tanto que se enamora de mí. Y nos prohibimos cometer el pecado de omisión. Porque el amor se dice íntegro o no se dice. Porque el amor se dice con sus verbos o no se dice. Los "Yo también" no se le parecen en nada.
Y cumplimos tanto esa regla que, cuando le digo "Te amo muchísimo" y no me contesta, me doy cuenta de todo. Pero no estoy en casa y me aguanto la anagnórisis. Entonces, llego para confirmar mis sospechas y para reaccionar de manera acorde a ese "darme cuenta de todo". Y empiezo a omitir, cada día, la esperanza de olvidar esos primeros "Te quiero" y esa implícita prohibición.

jueves, 12 de abril de 2018

El segundo cuerpo

No se nace un cuerpo, se llega a serlo. O no se llega a serlo. Tal vez se lo siente. O no. ¿Qué más da? ¿Qué es el cuerpo, más que una realidad fisiológica? ¿Qué es el cuerpo, al final, para condicionar la humanidad que traslada? ¿Qué es el cuerpo si no lo acompaña la percepción del sujeto viviente, sintiente, deseante, amante?
No se nace un cuerpo. Nos dicen que nacemos, que somos el cuerpo que tenemos. En todos los sentidos. Nacemos gordos o flacos. Somos gordos o flacos. Nacemos grandes o pequeños. Somos grandes o pequeños. Nacemos lindos o feos. Somos lindos o feos. Pero el cuerpo es la parte más voluble y efímera de nuestra existencia. ¿Cómo permitimos que nos digan que una realidad tan volátil sostiene nuestro ser?
No se nace un cuerpo. No se es un cuerpo. Estamos un cuerpo. Y tanto la mirada como la norma y el cuerpo mismo pueden cambiar. Por eso no se es un cuerpo. A veces estamos un cuerpo femenino, sí, pero somos una humanidad masculina. ¿A qué darle importancia?
En esta antigua dualidad, que todo el tiempo resurge y se recrea, es necesario que se respete esa realidad invisible e intangible. Porque es invisible y es intangible, pero se percibe, se escucha, se cuela en los besos, se escapa por los ojos, incluso se estornuda. Porque se grita. Porque se puede matar. Y, al matarla, solo se estará cuerpo, no se será nunca más.

domingo, 8 de abril de 2018

Llorá

Llorá.
Llorá desde los brazos.
Sollozá por los pies.
Lagrimeá con el vientre.
Llorá.
Llorá desde el pelo.
Gritá por las orejas.
Llanteá con el pecho.
Y no te escuches.
No te digas "No llores".
Lavate los ojos.
Lavate el alma, llorante.
Llorá.

domingo, 1 de abril de 2018

Besos de amor

Dicen varios cuentos que los besos de amor salvan.
¿Salvan? ¿A quién salvan? ¿Al besador? ¿O al besado?
¿Importa acaso? Besar salva siempre a los dos.
Besar por amor, solo por amor, salva siempre a los dos.
Besar por amor es amar, es querer salvar. Amar es salvar.
Y, a veces, salvar también es morir en una entrega generosa.
Besar por amor es amar, es querer salvar.
Amar es morir.
Y, cuanto más se ama, menos va pesando la muerte.
Y, cuanto más se salva, menos va pesando la muerte.
Y, cuanto más se besa por amor, menos va pesando la muerte.
Es decir, cuanto más se muere, menos va pesando la muerte.
Besar por amor es acceder a la idea de la muerte por amor.
Muerte simbólica, muerte física, muerte espiritual.
Pero por amor nunca simbólico, por amor siempre real.
Dicen varios cuentos que los besos de amor salvan.
¿Pero dicen esos cuentos cuántas formas de besar hay?