jueves, 31 de octubre de 2019

¿Cuántos?

Se me desgajan los amores, el corazón y hasta los temores. Duermo. Pesadilla. Duermo. Pesadilla. No duermo. Pensamientos agolpados y un terror inmenso mantienen mis pupilas reveladas.
Y lloro y grito porque duele, porque quema, porque me estoy resquebrajando. ¿Cuántos océanos podrían caberme? ¿Cuántos, entre la que todavía cree y ama y la que ya se rinde, la que ya se dobla, la que ya se derrumba?
Y lloro y grito y beso esa almohada que tampoco puede quererme. Y me doblo como un tríptico, pegando la cara a las rodillas para esconderle la vergüenza a la soledad. ¿Cuántos, entre la máscara y la verdad?
Se me desgajan los humores, la razón y hasta los honores. No duermo. Pesadilla. Duermo. Pesadilla. Ahora temo dormir y temo estar despierta. ¿Cuántos, entre la durmiente y la lúcida?

domingo, 27 de octubre de 2019

¿También?

¿Sabés?
Hace un tiempo le conté. Le dije "Lo quiero, lo quiero mucho". Porque es cierto, te quiero, te quiero mucho.
Nadie lo duda, ¿viste? Nadie duda que yo te quiera mucho. Nadie duda que voy a quererte mucho tiempo.
Creo que ni siquiera dudan que esté enamorada. Lo asumen sin que lo diga. Porque yo no digo tanto a veces.
Y no es que no puedan dudar. Porque sí dudan sobre otras cuestiones. Por ejemplo, dicen "Espero que él también".
Está muy bien dudar y decir "¿Y es recíproco?", pero a veces no se dan cuenta de que les respondo y lloro a escondidas.
Sé que debería sentirme halagada por emanar esa imagen de amor incondicional, pero me hacen sentir la arrastrada.
¿Sabés?
Creo que a veces digo que te quiero con la esperanza de que me respondan que menos mal, que se nota que vos también.

jueves, 24 de octubre de 2019

CASI SIEMPRE

Casi siempre...
Casi siempre, me quedo un rato más.
Por si vuelve.
Por si llama.
Por si me necesita.
Por si quiere decirme que me quiere,
una vez más,
antes de que me duerma y no sepa,
y no sepa si mañana despierto
o dejo de llorar.

domingo, 20 de octubre de 2019

De acentos y tiempos

Te quieren en varios acentos. Te dicen: Te quiero. Pero no se nota hasta que dudan y te preguntan: ¿Me querés? ¿Me quieres? ¿Me querrás? ¿Me querías? ¿Me querrías...? Te quieren en otros acentos y dudan en todos los tiempos, modos y aspectos verbales, sin animarse a la condición: Si fuera distinta, si viviera en otro lado, si tuviera más noches de vida...
También yo te pregunto. Te digo: Te quiero. No hay signos de pregunta ni segundas personas, pero te digo que te quiero y en realidad te estoy preguntando si también me querés a mí. Sin esas condiciones. Sin futuros o pasados. Sin subjuntivos. Te estoy preguntando si me querés a mí ahora, como existo ahora, como te quiero ahora.
Entonces respondés "Te quiero" o no respondés nada y sé que estás tranquilo, como toda persona que no ha necesitado preguntar y que a veces toma la iniciativa sin saber que está preguntando.

domingo, 6 de octubre de 2019

Más palabras

Ojalá supiera decir más palabras.
No nos confundamos:
soy un cuerpo que almacena palabras,
soy un cuerpo que emite palabras,
soy un cuerpo que hace palabras.
Pero quisiera decirte "Perdón"
y que me entendieras todo.
Pero quisiera decirte "Gracias"
y que me entendieras todo.
Pero quisiera decir "Te amo",
quisiera decir, quisiera poder decir.

Yo sí te voy a mentir

Yo sí te voy a mentir:
voy a decirte que no he llorado
y que he dormido muy bien
y que no se me ha olvidado comer;
que no estuve preocupada
y que no me duele la cabeza
(de tanto pensarte);
que tampoco estoy triste
y que no se me parte el pecho
y que no sé levantarme de acá.
Yo sí te voy a mentir
porque todas esas verdades son pequeñas
y no importan y no pesan
o no importarán ni pesarán
mañana.

miércoles, 2 de octubre de 2019

Y latir después

No te voy a mentir:
mi corazón se parte a tu lado.
¿Cómo puede partirse tantas veces?
Y latir después, como si nada.
No te voy a mentir:
mi corazón se parte a tu lado.
Y entonces aparecés queriéndome.
O diciendo poemas
que inventás sobre la marcha
y que suenan a palabras comunes.
No te voy a mentir:
mi corazón se parte a tu lado.
A veces duele mucho.
A veces solo causa gracia.
Me voy y me quedo y te sueño.
Porque se parte de vida,
de poder querer,
de poder quererte.
¿Cómo puede quererte tantas veces?
Y latir después, como si nada.