sábado, 31 de julio de 2021

Trilogía

Bajemos en Viena
Antes del amanecer
soy un terrón de azúcar
disolviéndose en un café
caliente y amargo
que besás
con tus labios profundos
antes de tragarme entera
para que endulce tu pecho
mientras el café lo quema.
Es una tontería eso
de no volvernos a ver.
Mejor, de nuevo acá.
En seis meses.
Vos llegás en avión.
En diciembre.
Yo llego en tren.

Vas a perder ese avión
Antes del atardecer
estoy sentada en medio
de una canción que te vuelco
como una cucharada de miel.
La canción dice que no importa
qué pasó después
quiénes pasaron después
porque en realidad no hubo después
si siempre basé mis creencias
sobre el amor o sobre Dios
en volverte a ver.

Voy a perder ese avión
Digo en voz alta este poema
porque me duele el pecho
de latirlo
de bombearlo
de palpitarlo
y aunque me sangre la garganta
pronunciándolo a tus ojos
duele menos
corta menos
muero menos.
Digo en voz alta este poema
porque lo creí para encontrarte.

Sigue ahí
Antes del anochecer
le pregunto al espejo
si seguimos queriéndote.
Escondo la respuesta
detrás de las pestañas
que bajan con la lágrima.
Mis pupilas miran
para decirte sí
aunque no estés preguntando.
Pauso el reflejo
y por fin te miro
rogando que no piense.
Antes del anochecer
me pedís que por algo tan chiquito
no piense que ya no me querés.
Sonrío la respuesta
delante de las palabras
que edulcoran mi vientre.
No eran dudas de verdad,
yo te quiero en presente
y en todos los tiempos.
Yo te quiero en presente
y en todos los tiempos
durativos, imperfectos.

domingo, 25 de julio de 2021

No veo de lejos

Cuando no te veo quererme
no me siento apta
me entiendo inepta:
me exceden mis excesos
queriéndote tanto, tanto
que termino supliéndote.
Quiero por los dos.
Asfixio los placeres
de querernos despacito
porque el miedo apura:
qué apta me alejo
qué inepta me pongo
cuando nos queremos de lejos.

Las dudas que fundaste

Quiero que sepas:
todas las dudas que fundaste
se acuestan conmigo
cada mes.
La captura donde se ve
que necesitabas una velada solitos
con otra
me manosea y siento asco.
El recuerdo de tu confesión
(engañaste solo para que
las fantasías tuvieran otra cara
esa misma otra cara no mía)
cuando mataste a la ilusa
me besa con sabor a vómito.
Quiero que sepas:
todas las dudas que fundaste
me echan de tu casa
cada mes.
Necesito una velada solitos
y hablan fuerte
y se ríen de mí.
Fantaseo desnudarme para vos
y miran grande
y se ríen de mí.
Quiero que sepas:
todas las dudas que fundaste
me niegan los arrumacos
a largo plazo.

36 cuotas

Compré una computadora

para optimizar mis tiempos de poeta

-poeta de siglo veintiuno y trabajadora-.

Treinta y seis cuotas bailaron el vals conmigo

y dijeron que sí querían

delante del grisáceo altar

ministrado por ese solícito banquero

que me autorizaba el préstamo.

Este matrimonio es ingrato:

no sirve ni como donante de esperma.

No espero que la muerte nos separe

para no trasladar los tres años

de angustia cónyuge.

Pero sí espero el divorcio

y una poesía que no sea vómito

y llanto y producto verbal

de esta ansiedad consumada.

viernes, 23 de julio de 2021

La poesía está bien

La poesía estaba bien sin tus comentarios.
Pero otra vez te paraste a decir contradicciones
como que la poesía es asunto exclusivo del alma
y que esa habitación, el cuerpo, es algo aparte.
¿Quién te permitió separar la poesía del cuerpo
cuando el verbo es claramente más carne que alma?
¿Quién te dijo que la poesía era solemne y pura
cuando se mancha y se sumerge y se golpea?
Porque es más cuerpo que inalcances etéreos.
Porque es más juego que invenciones sublimes.
Porque es más tierra que largas utopías uranas.
La poesía está bien y prefiere todos los límites de la carne.

viernes, 2 de julio de 2021

Sigue ahí

Antes del anochecer
le pregunto al espejo
si seguimos queriéndote.
Escondo la respuesta
detrás de las pestañas
que bajan con la lágrima.
Mis pupilas miran
para decirte sí
aunque no estés preguntando.
Pauso el reflejo
y por fin te miro
rogando que no piense.
Antes del anochecer
me pedís que por algo tan chiquito
no piense que ya no me querés.
Sonrío la respuesta
delante de las palabras
que edulcoran mi vientre.
No eran dudas de verdad,
yo te quiero en presente
y en todos los tiempos.
Yo te quiero en presente
y en todos los tiempos
durativos, imperfectos.

Voy a perder ese avión

Digo en voz alta este poema
porque me duele el pecho
de latirlo
de bombearlo
de palpitarlo
y aunque me sangre la garganta
pronunciándolo a tus ojos
duele menos
corta menos
muero menos.
Digo en voz alta este poema
porque lo creí para encontrarte.

Vas a perder ese avión

Antes del atardecer
estoy sentada en medio
de una canción que te vuelco
como una cucharada de miel.
La canción dice que no importa
qué pasó después
quiénes pasaron después
porque en realidad no hubo después
si siempre basé mis creencias
sobre el amor o sobre Dios
en volverte a ver.