domingo, 25 de julio de 2021

36 cuotas

Compré una computadora

para optimizar mis tiempos de poeta

-poeta de siglo veintiuno y trabajadora-.

Treinta y seis cuotas bailaron el vals conmigo

y dijeron que sí querían

delante del grisáceo altar

ministrado por ese solícito banquero

que me autorizaba el préstamo.

Este matrimonio es ingrato:

no sirve ni como donante de esperma.

No espero que la muerte nos separe

para no trasladar los tres años

de angustia cónyuge.

Pero sí espero el divorcio

y una poesía que no sea vómito

y llanto y producto verbal

de esta ansiedad consumada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario