domingo, 22 de diciembre de 2019

Vértigo

Reconozco ese umbral. Una vez, lo atravesé primera. Me habían dado un tierno empujón, pero me dejaron sola del otro lado. No hubo caso: no vinieron.
Reconozco ese umbral. Alguien me toma la mano. No está detrás, no quiere empujarme. Parece valiente y dispuesto a cruzarlo en el instante en que lo miro.
Reconozco ese umbral. Empiezo a reconocer su nuca delante de mí, alejándose brevemente, hasta que avanzo también. Qué valiente es andar.
Intuyo lo que se aproxima: contacto externo de dos almas que ahora quieren dialogar y que se besan y que se buscan y que se dicen promesas al oído.

No dije

No dije "Te amo". ¿Habría necesitado decirlo alguna vez? Me había dado una inevitable sensación de que no, de que esas palabras no querría decírtelas, de que tanta entrega era injusta. Pero estuvo a la orilla de mi boca muchas veces, latiendo delatoramente, llenándose de dudas los espacios entre fonema y fonema.
No dije "Te amo". Decir, no gritar, callar. Un debate interno. Un debate antiquísimo. Un debato que no quería que existiera. Y hubo, hubo todo el tiempo. Poder decir es no dudar. ¿De qué? De que habrá una respuesta, de que habrá valentía de vuelta. Pero latían más las dudas que los sintagmas delatores.
No dije "Te amo". Lo celebro. Dudar, callar, matar. Los sentires que no se dicen se mueren en una especulación. No poder decir es saber que no habrá sentires de vuelta. Yo elijo quién mata los míos: no decir es erigirme como autora del crimen. Ha latido más el "para mí" que el "para vos".

Imaginaria

Quisiste haberme imaginado. Imaginaste, entonces, mis ojos sensuales, unos labios que procuraban besos tuyos, un cuerpo que fantaseaba con el rigor de tus dientes. Imaginaste, entonces, una voz dulce y sugerente, una gracia constantemente alegre, unas palabras pronunciadas siempre con emoción.
Quisiste haberme imaginado. Me dio tristeza y lo dije. Y respondiste que no era imaginaria. No eran imaginarias mis manos cariñosas, ni mis pies inquietos, ni mi mente bailarina. No era imaginario, sobre todo y en ningún momento, este corazón latente, poeta y apasionado. No eran imaginarias, por ende, todas las promesas que palpitaban en él.
Quisiste haberme imaginado. Te dije que no. Coincidiste. Sin embargo, te convino. Mejor, que fueran imaginarios mis inmensos sentimientos. Mejor, que fueran imaginarios mis tímidos proyectos. Mejor, que fueran imaginarias mis lealtades, mis valentías e incluso el trayecto de esta sombra que no va a pintarse en el suelo que pisás.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Ojo gitano

Te suplico que me mires los labios cuando hablo:
llevan menos verdad, llevan menos horror que mis ojos.
Te suplico que me mires el cuerpo cuando hablo:
puede fingir, puede temblar, puede seducir a tus manos.
Te suplico que no mires mis ojos cuando hablo:
no bailan y conocen la finitud de todas las historias.
Miran y sospechan.
Miran y adivinan.
Miran y saben.
Y no quiero saber:
si mañana te quedás,
si mañana te vas.
Te suplico que escondas tus ojos cuando hablo:
prediré una ficción en la que no hay último beso.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Estructura sobre verde

Te miro de pronto, en silencio,
entre cuatro paredes artistas.
Te entretienen obras confusas
y entonces llego a robarte
un beso
una tomada de manos
una caricia fugaz.
Nos queremos frente a garabatos
y una "Estructura sobre verde",
también en silencio,
nos da la excusa para reír
y mirarnos las risas
y reírnos en otro beso
hasta las tres de la tarde.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Como corresponde

Parece que finalmente existe, que no es un mito, que sucede.
Parece que no acepta la simple categoría de sueño inalcanzable.
Parece que un día aparece y perturba el terrible balance:
y te mira como corresponde
y te toca como corresponde
y te nota como corresponde.
A enteras, no a medias.
De lado a lado.
De ida y también de vuelta.

Colección

Yo estaba empeñando mi alma por un pedacito de amor.
Un pedacito, nada más humilde que un poco de besos.
Y a cambio te estaba poniendo a la mano la chance:
esa oportunidad de retractar una vida con un acto de bondad.
Un trueque desproporcionado, como todo lo que me gusta dar.
Tal vez te diste cuenta antes y por eso lo dejaste ir de repente.
Y entonces no hubo retracción: completaste la colección.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Fantasías

Todas las noches planificaba:
quiero mirarlo a los ojos mucho tiempo
quiero hacerle el amor todas las veces
quiero dormir en sus brazos calientes.

Todas las noches planificaba:
va a saber que me río a cada rato
va a saber que mi piel siente cosquillas
va a saber montones de primeras veces.

Todas las noches planificaba:
quiero quererlo
va a saber que lo quiero
voy a querer que me sepa.

Pero no quiso.
Tampoco sabrá.