llevan menos verdad, llevan menos horror que mis ojos.
Te suplico que me mires el cuerpo cuando hablo:
puede fingir, puede temblar, puede seducir a tus manos.
Te suplico que no mires mis ojos cuando hablo:
no bailan y conocen la finitud de todas las historias.
Miran y sospechan.
Miran y adivinan.
Miran y saben.
Y no quiero saber:
si mañana te quedás,
si mañana te vas.
Te suplico que escondas tus ojos cuando hablo:
prediré una ficción en la que no hay último beso.
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