domingo, 22 de diciembre de 2019

No dije

No dije "Te amo". ¿Habría necesitado decirlo alguna vez? Me había dado una inevitable sensación de que no, de que esas palabras no querría decírtelas, de que tanta entrega era injusta. Pero estuvo a la orilla de mi boca muchas veces, latiendo delatoramente, llenándose de dudas los espacios entre fonema y fonema.
No dije "Te amo". Decir, no gritar, callar. Un debate interno. Un debate antiquísimo. Un debato que no quería que existiera. Y hubo, hubo todo el tiempo. Poder decir es no dudar. ¿De qué? De que habrá una respuesta, de que habrá valentía de vuelta. Pero latían más las dudas que los sintagmas delatores.
No dije "Te amo". Lo celebro. Dudar, callar, matar. Los sentires que no se dicen se mueren en una especulación. No poder decir es saber que no habrá sentires de vuelta. Yo elijo quién mata los míos: no decir es erigirme como autora del crimen. Ha latido más el "para mí" que el "para vos".

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