le pregunto al espejo
si seguimos queriéndote.
Escondo la respuesta
detrás de las pestañas
que bajan con la lágrima.
Mis pupilas miran
para decirte sí
aunque no estés preguntando.
Pauso el reflejo
y por fin te miro
rogando que no piense.
Antes del anochecer
me pedís que por algo tan chiquito
no piense que ya no me querés.
Sonrío la respuesta
delante de las palabras
que edulcoran mi vientre.
No eran dudas de verdad,
yo te quiero en presente
y en todos los tiempos.
Yo te quiero en presente
y en todos los tiempos
durativos, imperfectos.
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