A veces recuerdo fechas estúpidas. Fechas que no importan. Fechas que me sirven para que una persona note que me interesa.
Entonces, le escribo y le digo: "¿Sabés que hoy es nuestro primer aniversario de amistad?". Y logro que inaugure nuestro primer intercambio de "Te quiero".
Pero no me acostumbro a la idea de que me quiera. Por eso, una de las siguientes veces, una vez inesperada y repentina, en que me vuelve a decir "Te quiero", le respondo "Ídem". Y omito todo. Principalmente, el verbo. Pero esa persona intuye que me han superado los nervios y me perdona.
Me perdona tanto que se enamora de mí. Y nos prohibimos cometer el pecado de omisión. Porque el amor se dice íntegro o no se dice. Porque el amor se dice con sus verbos o no se dice. Los "Yo también" no se le parecen en nada.
Y cumplimos tanto esa regla que, cuando le digo "Te amo muchísimo" y no me contesta, me doy cuenta de todo. Pero no estoy en casa y me aguanto la anagnórisis. Entonces, llego para confirmar mis sospechas y para reaccionar de manera acorde a ese "darme cuenta de todo". Y empiezo a omitir, cada día, la esperanza de olvidar esos primeros "Te quiero" y esa implícita prohibición.
Entonces, le escribo y le digo: "¿Sabés que hoy es nuestro primer aniversario de amistad?". Y logro que inaugure nuestro primer intercambio de "Te quiero".
Pero no me acostumbro a la idea de que me quiera. Por eso, una de las siguientes veces, una vez inesperada y repentina, en que me vuelve a decir "Te quiero", le respondo "Ídem". Y omito todo. Principalmente, el verbo. Pero esa persona intuye que me han superado los nervios y me perdona.
Me perdona tanto que se enamora de mí. Y nos prohibimos cometer el pecado de omisión. Porque el amor se dice íntegro o no se dice. Porque el amor se dice con sus verbos o no se dice. Los "Yo también" no se le parecen en nada.
Y cumplimos tanto esa regla que, cuando le digo "Te amo muchísimo" y no me contesta, me doy cuenta de todo. Pero no estoy en casa y me aguanto la anagnórisis. Entonces, llego para confirmar mis sospechas y para reaccionar de manera acorde a ese "darme cuenta de todo". Y empiezo a omitir, cada día, la esperanza de olvidar esos primeros "Te quiero" y esa implícita prohibición.
¿El amor? ¿Qué es el amor? A veces es sólo una palabra, otras una mirada y muchas veces un pequeño e insignificante silencio.
ResponderEliminarEl amor debería gritarse, es cierto ¿pero quién se atreve? Los valientes, pienso. Los audaces, redoblo la apuesta.
Una vez leí algo que me encantó: "antes que nada el amor habita en uno mismo".
Te quiero, Lunita. Infinitamente: desde el Monte olimpo hasta el Parnaso; desde las dionisíacas hasta el quinto anillo del infierno de Dante; desde el escudo de Aquiles hasta el Palacio de la luna de Auster (que vos bien sabés habitar).
¡Abrazo!
¡¡¡Sos demasiado hermosa para una poesía tan novata!!! ¡¡¡Y tan bello es tu comentario que le haré una captura y lo guardaré conmigo!!! ¡¡¡Te quiero desde esos lugares hasta Macondo, para quererte una y otra vez en un eterno y espejado círculo de amor amistoso!!!
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