Sos generoso
de desdenes
y de piedades
que despedazan
mi danza pesada
de amante callada.
Te pido que vengas
y te despedís
como se despiden
los inviernos despiadados
que dejaron de venir
desde el ardor global.
Te sujeto la cara
y descaradamente
te acarician mis jadeos
y te acaban mis tajadas
tajadas de cariño
que calan entre rejas.
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