Pero no están sucias. Están solas.
La cama y yo y también las notas.
Aunque cante mucho menos ya.
Extraño tu ducha y mi recital.
Espiabas como público tímido.
Aplaudías como público típico.
Rosas no había, solo tu besar.
Tu besar era dulce y experto.
Esa lengua ignoraba pretextos.
Tu besar me adornaba el pecho.
Tu besar era un derrame
de miel de luna menguante
en una sonrisa interrumpida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario