Dejé inconclusa la promesa
del teelijoavos con el cuerpo
y se quebró sin remedio.
No hay segunda vez.
Hay roturas que son así
irreversibles y únicas
de una ocasión o ninguna.
No hay segunda vez.
Quiero decir: no hay
segunda vez que pueda
revertirse en primera.
Dejé inconclusa la promesa.
Era permeable y frágil y chiquita
y el teelijoavos cambia de nombre
como también cambia de cama.
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