a la Luna cansada de perseguirla
que ahora está acostada a mi lado
y los océanos son grandes estanques
de silencio y peces y regalos humanos
Le estuve leyendo las manos a la Luna
y llora sobre sus mejillas tersas y azules
porque le parece inevitable enamorarse
y no tiene carne para amar y desamar
en camas o atmósferas o cráteres
Le estuve leyendo las manos a la Luna
está muerta y agujereada de soledades
y me ruega mucho que me vaya poco
a ella tampoco le dice que se quede
en este día o esta noche o este fin
Se mueven, los mares se mueven
y los ríos se desmayan
y ese estanque suplica
mirándose en el cielo
con ojos invisibles
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