tus ojos desbordantes
de belleza verde y traslúcida
y tuve que esconderme
detrás de mis pestañas
y tuve que esconderme
debajo de tu sonrisa
para que no supieras
de los pozos casi opacos
que son estas pupilas
cuando miran enamoradas.
En el poema no puedo esconderme:
toca mirarte de frente
e invitarte a que te sumerjas.
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