mi clásica merienda fue:
hambre y miedo
el silencio era infusión
inquietante y roja
la duda era mendrugo
podrido a medias
y no había un mantel
ahora hay mantel
pero si veo mesa desnuda
lloro por reflejo
no quiero clásica merienda
sino tu té suave
de palabras turquesas
o tu chocolate
de pausas y respuestas
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