estaban palpitando los dos
-vos y yo-
la sábana no tenía sentido
pero sí lugar sobre su espalda
y el sol partía en sílabas su cara
ella temblaba de oscuridad
de penumbra menguante
nadie contaba los silencios
pero él igual hacía preguntas
ella temblaba de respuestas
de síes medianos y crecientes
incluso hubo equinoccio
y una pequeña luna roja
fuera de la cama estrellada
él temblaba de certezas
ella temblaba de promesas
y sus ojos se desbordaron
la galaxia devino en océano
porque ella escuchó un verso:
la cena te está esperando
él cantaba sobre la canción
y supo que los dos estaban
dentro de la mejor estrofa
fuera como satélites gemelos
-vos y yo-
el tercer ojo yacía espiando
al borde de otros versos
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