sábado, 16 de mayo de 2020

Vas a estar diciendo

Ay, Alejandra, ¡por favor! ¿Miedo de qué? Si está todo escrito en libros que ya leíste... ¡Y tenés buena memoria! No seas naba, todo va a salir bien. Sí, ya sé: no basta con todos los libros existentes. Sí, ya sé: todo lo que se haya escrito no es saber suficiente. Sí, ya sé: vas a trabajar con personas. Veinte pares de miradas sobre vos. Tal vez, treinta. O cuarenta. ¡O cincuenta! Qué miedo, ya no me parece tan loco que sientas miedo. Vas a estar parada o caminando. Delante, detrás, junto a un montón de seres mirantes y pensantes. Vas a decir que la lengua y que la literatura y que Gelman y Cervantes. Pero no: vas a estar diciendo más. Vas a estar diciendo qué lecturas son importantes, si las opiniones propias tienen peso, si el aburrimiento afloja un poco cuando se nota el amor. Vas a decir que la poesía y que el teatro y que Umberto Eco y Ludmer. Pero no: vas a estar diciendo más. Vas a estar diciendo que querés escuchar, que querés leer lo que escriben, que vos también llorás porque la adultez no implica dejar de temer. Vas a decir que el Romanticismo y las vanguardias y que Pizarnik y Echeverría. Pero no: vas a estar diciendo más. Vas a estar diciendo que estás muerta de miedo, que la pasión es más grande que el miedo, que vas a entrar en el aula mil veces más porque mil veces más querrás que también te digan.

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