La Luna le roba la noche y a mí.
La Luna calla la noche.
La Luna me esconde a mí.
Y el Lobo la mira y no sabe.
Y el Lobo la mira y no entiende.
Y el Lobo la mira y no vuela.
Y entonces aúlla.
Pero la noche ya no tiene oídos de Luna.
Pero la noche ahora tiene oídos de colibrí.
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