lunes, 17 de agosto de 2020

Opción 1

No pido.
O pido sin saber pedir.
Sin saber pedir lo que quiero.
Pero en verdad sé lo que quiero.
¿Sabés? Es muy sencillo.
Te pienso como primera opción.
¿A quién le miento? A mí.
Te pienso como única opción.
Si tuviera una noche tranquila
o una tarde desocupada
o tal vez una mañana
-libre, una mañana libre-
te llamaría de repente
y te hablaría despacito.
Exprimiría esos cinco minutos
o con suerte treinta
o con Dios a mi favor noventa
e imprimiría tu voz
en las paredes de mis oídos
porque extraño que se pueda
lo que no se puede ahora
y tampoco pido
y tampoco extraño tanto
porque me basta mucho, mucho
ese segundo y medio
durante el cual
también soy la única opción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario