lunes, 19 de marzo de 2018

Paredes

La amistad...
Escucho voces. Voces que me encierran. Voces que pretenden determinarme.
Entre el hombre y la mujer...
Condicionarme. Decirme a quién tengo que desear y por qué es natural.
No existe.
Hay voces. Voces que me rodean. Voces que me persiguen desde el prejuicio.
Es natural...
Desde la norma. Desde concepciones anticuadas y excluyentes.
Que se deseen.
Gritan voces. Voces que me acechan. Voces que quieren imponerse. O echarme.
¿Con ese escote vas a salir?
Tal vez destruirme. Y reconstruirme a su antojo. Ese antojo que me anula.
Puta.
Duelen voces. Voces que afinan. Voces que entonan una canción pasada.
¡Esa no es una actividad femenina!
Unos acordes molestos. Unas notas innecesarias.
¿Tenés novio?
Dibujan voces. Voces que cuentan una historia nefasta. Voces que crean.
Si no lo hacés, te dejo.
Y que, sin embargo, invisibilizan. O disfrazan y maquillan situaciones.
¡Los piropos mejoran tu autoestima!
Penetran voces. Voces que se constituyen como paredes. Voces que asfixian.
Arreglate, así le gustás.
Y que, lentamente, casi en silencio, una noche o quizás un día, te matan.

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