miércoles, 7 de marzo de 2018

Hablemos sin saber

Más allá de las contradicciones con que diariamente lidiamos e, incluso, nos encontramos en nuestros propios discursos, hay un fenómeno que es todavía más común entre nosotros, los seres humanos, y que, si bien a veces incurro en él, no puedo dejar de mostrarme crítica ante su frecuente existencia.
Históricamente, hablamos sin saber. Nos posicionamos en contra de unas ideas y a favor de otras porque no sabemos. Levantamos banderas y proferimos necedades porque no sabemos. Sostenemos el pensamiento más ridículo hasta las últimas consecuencias porque no sabemos. Acusamos porque no sabemos.
El gran problema es que hablar constituye un acto que no requiere maravillosas habilidades. Entonces, hablamos. Y, al hablar, dejamos en evidencia que no sabemos. Promovemos ideas erróneas y vamos fecundando, poco a poco, malos entendidos, falacias, atrasos...
Hoy, hablamos sin saber sobre el feminismo. Hoy, decidimos mancillar una causa justa porque es más fácil pronunciar palabras que informarse. Hoy, dejamos que nuestra ignorancia nos posea y nos permita distraernos del verdadero eje. Hoy, decimos que el feminismo es el machismo al revés o que las feministas son antihombres. Hoy, generalizamos y nos quedamos tranquilamente en casa. Hoy, hablamos así porque es más cómodo que salir a defendernos, a identificarnos, a dolernos, a cuidarnos.
Hablemos sin saber, como todos los días. Hablemos sin saber, mientras otros se preocupan por saber. Hablemos sin saber, mientras otros hacen más (mucho más) que hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario