quince minutos míos
a la espera:
un ciento ochenta
como una estrella fugaz
vino una vez a tiempo;
estoy viajando
en el deseo de alguien
que también soy yo
porque pide que tus ojos
no sean fugaces
ni me dejen estaqueada
en una parada casual
a la que llegarían
cuando ya hubiere elegido
un sesenta y tres
No hay comentarios:
Publicar un comentario