el corazón no estaba roto:
se deshilachaba
hubo otro fuego antaño
que abrasándolo lo pulverizó
lo hizo cenizas livianas
el nuevo tejido
se protegió de ese fuego
y olvidó las garras
después de las garras
sobrevivió frágil y miedoso
deshilachándose
vio nuevo fuego
y cada fibra rosa tembló
rechazando la ampolla
pero el nuevo fuego
contra todos los pronósticos
selló las hilachas
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