y la serpiente me distrajo.
Su danza frenética
de péndulos en degradé
me hizo amnésica diurna:
olvidé que en verdad buscaba
un cachorro de dragón.
Flechas de fuego
cayeron a mis ojos
y la miel se quemó.
La sombra de un lobo
quiso eclipsar la luna.
Su aullido frenético
de melismas en degradé
no pudo ensordecerme:
ya había escuchado la llama
del dragón creciente.
Flechas de fuego
cayeron a mi carne
y el amor hirvió.
Las alas del dragón
penetraron mi sangre.
Su pasión frenética
y mi pasado en degradé
abrazaron mis cuencos:
el frío se fue de mis tierras,
el dragón lo tragó para mí.
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