una denuncia denostada,
una alerta activada,
protocolos que no alcanzan.
Todos los días hay:
una familia que llora,
un colectivo que implora,
un Estado que ignora.
Todos los días hay
cada veintitrés horas
una mujer asesinada.
Entonces, ya no.
Ya no me conmueven:
las muertes de artistas,
las muertes de gente "importante",
las muertes que son muertes.
Entonces, ya no.
Hasta que me den un calendario
que diga que mi esperanza de vida
dura más que la palabra "mujer".
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