lamentable y yermo noviembre
me transformó en mitología.
Ahora soy una mujer que espera
ahora soy Penélope.
Ni siquiera necesito destejer la mortaja:
es imposible dale forma
en estos términos.
Ahora soy Penélope
y en mis dedos la mortaja se desangra.
Los oráculos más dulces
reclaman mis paciencia
hasta el treinta y uno.
Ahora soy una mujer que espera
una canción donde guardar las sobras.
No cabe un duelo más,
hay tristeza suficiente
para llorar cuatro años.
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