despejé la figura
la equis empañada
que me miraba hoy
que me miraba ayer
con ojos confusos
y creía ser yo
ser mi otro lado
ser la faz oculta
versátil y borrosa
o tal vez la sombra
apoyada sobre el vidrio
mofándose de mí
crédula e ignorante
comensal de ficción
y a la vez luciérnaga
sabia luciérnaga
de una verdad inefable
inefable, pero visible
ahora lo sé:
la equis empañada
que me mira mañana
escucha tu nombre
y pregunta qué pasa
ahora lo sé:
vos también preferís
sostener el cuchillo
por la herida tuya
y no por el mango
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