lunes, 14 de febrero de 2022

De verdad

Dormido también me amás.
El susurro que se besa con mi susurro
te delata
y hunde mi teoría
de que solo puedo saber si me amás
cuando tenés los ojos abiertos.
Tus ojos abiertos, hay que decirlo,
son cuencos infinitos para
la ilusión azul del océano
y el bosque soleado.
Cuando me negás tus pupilas
las escondés en tus sueños
sueños de un trabajador que descansa
y que de todos modos no se cansa
de extraer una respuesta
y darle voz somnolienta, pero sincera.
Dormido también me amás
y no hay ojos que testifiquen
ni dudas que me encarcelen.
Dormido también me amás.
No, también no y tampoco igual.
Dormido me amás de verdad.

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