Todo lo escurridizo que hay en mí se derramó cuando mataste.
Mataste y no temblé, pero temblaron los océanos de mis ojos.
Mataste y no temblé, pero temblaron los océanos de mis venas.
Mataste y no temblé, pero temblaron los océanos de mi alma.
Todo lo escurridizo que hay en mí se escapó cuando mataste.
Pero mataste y no morí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario